El estado de Jalisco, en el oeste de México, la cuna del mariachi, recibió con sones de trompeta la designación de esa música como patrimonio de la humanidad por el Comité para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco. "Ahora tenemos un nuevo orgullo, el mariachi es algo que identifica a todos los mexicanos en cualquier parte del mundo y este reconocimiento lo ratifica", dice Luis Martínez, violinista del conjunto Los Reales, una de las decenas de agrupaciones que toca diariamente en la plaza del Mariachi, junto al mercado de San Juan de Dios en el centro de Guadalajara, capital de Jalisco. Con sus tradicionales vestidos de charro (vaquero), sus sombreros y usando guitarras, guitarrones y las infaltables trompetas, los mariachis surgieron en el siglo XIX como conjuntos que amenizaban matrimonios. La noticia del reconocimiento corrió de boca en boca en la segunda ciudad mexicana después que la directora del Consejo Nacional de la Cultura, Consuelo Saizar, se adelantara en su cuenta de Twitter al anuncio oficial de la Unesco.
